foto: Yonathan Blum
Hay sueños que derraman sudor frío,
funden los derretidos pies al acero del piso.
Entonces escapar es imposible,
uno quiere gritar y es la mudez la que estrangula.
Por ejemplo, soñé anoche que mi hijo,
por una travesura, escapaba a la calle.
Quería correr tras él, llamarlo
y no era capaz de dar voces ni pasos.
Horrendos, también, los espectros de la vigilia.
Salgo de casa hacia la calle. Siento
de pronto mi propia desnudez,
como si hubiese súbitamente enloquecido,
vestida sólo con mi externa piel
el horror me empantana y el alivio,
la secreta esperanza, quizás, de desprenderme
por fin de toda convención.
Son las peores de todas, sin embargo,
las certezas que el tiempo desploma sobre mí,
aterradoras, cuando cada tanto
me traspasa la verdad fulminante
que ésta es, que no será otra mi vida,
que no lograré —nunca— despertar.
Traducción: Gerardo Lewin
Yonit Neeman (Israel, 1975) es poeta, investigadora y editora. Obtuvo una licenciatura (cum laude) en la carrera de literatura universal de la Universidad de Tel Aviv y un master en religiones comparadas de la Universidad de Cambridge. Completa en la actualidad un doctorado en literatura hebrea en la Universidad Ben Gurión. Es activista en el grupo por los ddhh ZAZIM e imparte talleres de poesía a grupos de árabes y judíos. Ha publicado dos poemarios: K´she yaradnu MeHaEtzim/Cuando bajamos de los árboles (HaKibutz HaMehujad, 2015) y Im Leb Nofel/Si cae un corazón (Locus, 2018).
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