Era comunista
y envió a su esposa
e hijos a Rusia.
Prometió acompañarlos,
pero clausuró ese recuerdo.
Se consiguió una amante
y permaneció en Rumania.
Después de la guerra
lo enviaron de regreso a casa.
En Haifa, en el jardín trasero,
frente al ferrocarril que iba a Hiyaz,
cultivaba nuestros alimentos,
y enriquecía mi infancia.
Esa vez, cuando soñé que venía a visitarme,
que llegaba hasta mi puerta y se detenía en el umbral,
supe que mi abuelo había muerto.
Traducción: Gerardo Lewin
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