miércoles, 24 de diciembre de 2014

Jaim Guri / Poema para el año nuevo























Y bien, no es ésta la ruta
por la que se disponen las líneas enemigas,
las extranjeras lenguas
o el pasmo.

Nada hemos hecho – mi voz o yo –
por estos pactos de distanciamiento.
Marcho hacia allí y no me matan.
Llego, finalmente, a una casa.
Me detengo y golpeo a la puerta.

Aquellos que perdonan dicen “lo que pasó, pasó”.
Y yo regreso. Vuelvo.
Aquellas que perdonan se verán, tarde o temprano,
apostadas en un balcón.
Hay una ventana que no ha sido oscurecida
y una carta que el correo no ha extraviado:
si no ha llegado hoy, de seguro mañana.

Todas las ciudades  se abrieron esta noche:
no hay asedios ni clausuras.
Vendrán, con el ocaso, las visitas
y yo seré uno más.
En todas las ventanas surgen y se expanden 
las filiales de la pena.
Muchas palabras peregrinarán
desde las tierras del silencio y de la muerte.

Florecerán las celosías
y girarán sobre sus goznes
los portales.



Traducción: Gerardo Lewin

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