Vi a mi padre ahogarse
en la marea de los días
Su delicada mano palideció
otra vez, a la distancia,
y se esfumó.
Ya solo y aún niño,
con flacas fuerzas
fuime hacia aquellas costas
para llegar a ser quien soy.
Ved: me transformé en mi padre
y tanto como él sufrí,
cuanto que el alma
se me hartó de penas
y todos mis difuntos
idos ya son hacia lo yermo:
a nadie podré extender mis manos.
Feliz de mí si descansare
en negro lecho nocturnal
y así del cielo la bóveda me cubra
con sus plateados signos...
Traducción: Yonah Kranz y Gerardo Lewin
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