Éramos seis poetas hambrientos
en el Festival de Poesía Mitzpe*.
No encontrábamos dónde comer algo
y como hacía frío
el hambre se sentía peor, eterno.
Llegamos a un barcito y preguntamos
¿está abierto? No, nos dijeron.
Vuelvan mañana.
El viento se puso más intenso, inclemente,
un anuncio de males por venir.
Entre nos, no estaba tan terrible
aunque a pesar de lo mucho
que habíamos caminado
por las calles
no lográbamos entrar en calor.
El poeta turco se puso nervioso,
la poeta de Eslovenia trató de consolarlo.
Llegamos a la pizzería del pueblo,
un local ínfimo, diminuto. Preguntamos
¿está abierto? No, cerrado.
Vuelvan mañana.
Tanto que se había antojado de pizza
la poeta de Eslovenia.
También yo, le dije. Moría por una porción.
El poeta turco se tranquilizó un poco
y nos contó de un festival de poesía
en el sur de Francia. Había champagne.
No es que hayamos preguntado
sino que se dejaba entender de su relato.
La calle continuaba un trecho
y nos topamos con un restaurante.
Preguntamos ¿está abierto?
Nos dijeron que no,
que volviéramos mañana.
Murmuré entonces In'al Dinak*,
podríamos mostrar un poco de cordialidad,
acá han venido poetas de todo el mundo,
La Bohème en miniatura.
Alzamos nuestras miradas,
en Mitzpe pueden verse las estrellas,
dijo la poeta de Macedonia.
No lejos del restaurante vimos un carrito
de comidas - soldados gratis, decía.
¿Está abierto? preguntamos.
Dijeron que no, que volviéramos mañana.
¿Y si usáramos uniforme? pregunté.
Así sí. Tenemos tres tipos de sopa.
Nos pusimos los uniformes (en realidad, no).
Las gacelas circulan por aquí como si fueran gatos,
observó el poeta griego.
Si las seguimos, seguramente hallaremos comida.
Al poeta turco la idea no le gustó demasiado.
¿Dónde están los organizadores, los productores?
Le respondí que estaban durmiendo.
Decidimos regresar al hotel y el poeta
de Estados Unidos dijo
a partir del momento en que mi mamá
descubrió el crack
jamás volví a acostarme con hambre.
Mitzpe Ramon: pequeña ciudad del sur de Israel, cercana al cráter Ramón.
In´al Dinak: maldición árabe, "maldito sea tu veredicto en el juicio final".
Traducción: Gerardo Lewin
Alfred Cohen nació en Beer Sheva en 1981. Su primer poemario Indipop-Nonstop (Pardés, 2014) recibió el Premio Descubrimiento del Ministerio de Cultura en ese mismo año. Vive en Tel Aviv.
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