viernes, 12 de junio de 2009

David Avidan / Mancha en el muro





























Alguien trató de quitar la mancha del muro.
Pero la mancha era demasiado oscura
(o por el contrario, demasiado clara).
De un modo u otro, la mancha aún está en el muro.

Le dije entonces a un pintor que lo pintara de verde
Pero la mancha era demasiado clara.
Contraté a un albañil para que le diera una mano de cal.
Pero la mancha era demasiado oscura.
De un modo u otro, la mancha aún está en el muro.

Tomé en ese momento un cuchillo de cocina
y traté de raspar la mancha del muro.
El cuchillo era dolorosamente agudo
(ayer nomás lo habían afilado)
y sin embargo. (*)
Empuñe un hacha y la descargué contra el muro.
Me detuve al instante.
No sé por qué pensé de pronto
que el muro podría derrumbarse
y aun así la mancha quedaría.
De un modo u otro, la mancha aún está en el muro.

Y cuando me pusieron contra el muro
pedí pararme junto a ella.
Saqué pecho tratando de ocultarla (quizás, quién sabe).
Cuando azotaron mi espalda brotó abundante sangre.

Disparos.

Y yo, que tanto creí que la sangre taparía la mancha.

Nueva carga de disparos.

Y yo, que tanto creí que la sangre taparía la mancha.
De un modo u otro, la mancha aún está en el muro.




Traducción: Gerardo Lewin

NT: En el poema aparecen algunas contracciones neológicas, características de la poética de Avidan, por ejemplo "ysinembargo". Al ser el mecanismo de contracción tan frecuente en hebreo y tan infrecuente en español, decidí no trasladar esos efectos.

1 comentario:

Senén dijo...

Se puede aplicar a cualquier país, a cualquier situación opresiva, a cualquier régimen despótico. Me ha gustado mucho, en especial porque se involucra en primera persona en el descenlace.
Saludos