sábado, 29 de mayo de 2010

Rami Saari / Lo que quedó














Vuelvo a recordarte ahora, Marta,
quizás porque es igual tu nombre al de mi madre
o quizás, amiga muerta, porque dos libros que traduje
los dediqué a tu memoria:
"El poeta dice la verdad", de Lorca
y el libro acerca de ese mexicano que bajó a los infiernos.
O tal vez porque en esos años académicos
me repetiste - una, otra y otra vez -
que todo tu interés en la universidad
se reducía a la posibilidad que te brindaba
de jugar con el pensamiento.
Y sin embargo es más probable
que hoy esté tu rostro frente al mío
porque he pasado, como tú, tantos años
atareado buscando la verdad.
Casi durante todo el tiempo
en el que investigabas e investigabas,
allá en la cima del Monte Scopus*,
la relación oculta y la visible
entre la idea existencial
y la terminología que la expresa
yo estaba inmerso en el análisis
del régimen de preposiciones del idioma maltés.
Aparentemente, he completado esa tarea
hace ya cuatro años,
poco antes de que murieras
dejando tras de tí algo menos
de dos capítulos
de una inconclusa tesis doctoral.

Ambos descubrimos verdades parciales
- o entrevimos partes de una verdad - :
tú, que existe relación entre los pronombres
él, ella, ellos, ellas y el verbo ser.
Estos pronombres se te aparecieron como declinaciones
e inferiste, por lo tanto, que en las lenguas semíticas
no son dables las oraciones nominales.
Yo, que en los idiomas semíticos
el nexo preposicional
es equivalente a la construcción genitiva
por lo que, sintácticamente, "en vida"
es igual a "muerte de una amiga".
Ahora tengo la absoluta certeza
-cuán yermas son estas labores-
que si bien en poesía se descubren verdades
también en poesía negamos el dolor.
Desde el sitio en donde estás ahora
-dispersas cenizas en montes catalanes-
tus ojos vuelven una y otra vez para decirme
qué fue lo que quedó inconcluso y lo que no
de estas inútiles pesquisas:
Tú, que descollaste en vida y en la muerte,
encontraste el alivio para todo dolor:
dormir un sueño eterno y despertar
en una humanidad
que hubiere derrotado al cáncer.


* Monte Scopus, sede de la Universidad Hebrea de Jerusalén. (NT)



Traducción: Gerardo Lewin


Rami Saari. Poeta, traductor, licenciado en filología semítica y fenno-úgrica por la universidad de Helsinki y doctor en filosofía y letras de la universidad hebrea de Jerusalén. Desde 2002 hasta el día de hoy Saari ha trabajado como jefe de redacción de las páginas literarias sobre la poesía israelí en el sitio web de Poetry International. En poesía publicó "Mira, encontré mi casa" (1988), "Hombres en la encrucijada" (1991), "La ruta del dolor valiente" (1997), "El libro vivo" (2001), "Cuánta, cuánta guerra" (2002), "El quinto shogun" (2005) y "Anillos de los años" (2008).
Entre los innumerables autores que tradujo al hebreo mencionaremos a Mario Benedetti, Federico García Lorca, Miguel de Unamuno, Fernando Arrabal y Juan Ramón Jiménez. En 2010 le fue otorgado el premio de la Academia del Idioma Hebreo por su contribución al enriquecimiento de las letras hebreas.

1 comentario:

noticias dijo...

guaaa!! me encanta el blog, siempre encuentro poemas preciosos