Los muros de mi casa
no son frontera entre el mundo y yo.
Es esta bendición de lo que brota
— que sólo a sí y a nada más escucha,
pues quienes oyen todo a nadie atienden
y sólo aquel que calla sus tumultos
en busca del silencio
podrá oír, oír a todos.
Los muros de mi casa
no son frontera entre el mundo y yo.
Son la ceguera de quien mira
las cosas hasta el fondo,
pues el que observa todo nada ve
y sólo aquel que contemplase
lo incomparable y único
logrará ver el universo todo.
Los muros de mi casa
no son frontera entre el mundo y yo.
Son el secreto que se revela
y a nadie daña
pues el que habla a multitudes
no se dirige a una persona
y puesto que quienes dialogan
apenas hablan entre dos,
sólo aquel que al alma le habla
habla con los demás.
Los muros de mi casa
no son frontera entre el mundo y yo.
Traducción: Gerardo Lewin
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