sábado, 18 de agosto de 2012

Meir Wieseltier / Soneto contra los que hablan en nombre de la sangre derramada



















Si algún día muriera por la bala asesina de un joven palestino
que cruzó la frontera norte o por la onda expansiva de una granada
o por la explosión de una bomba en el momento en que miraba vagamente
el precio del pepino en algún tenderete del mercado,

no os atreváis a decir que hallaréis en mi sangre razón alguna
para vuestros errores; que mis desencajados ojos os fortalecen
en vuestra ceguera; que mis desperdigados órganos confirman 
que con ellos es imposible dialogar con palabras o aspirar a un acuerdo;

que sólo es posible exterminarlos por las armas, 
en los sótanos de la tortura, sitiándolos, encarcelándolos, expulsándolos,
confiscando sus tierras, engañándolos, tratándolos con mano dura,
con la determinación que destruyó Gomorra y con la que combatimos a Amalec.

Ya fue absorbida la sangre en tierra derramada. La sangre es sangre, 
no palabras. Terrible – la ilusión del Reino en los obtusos corazones.



Traducción: Gerardo Lewin


2 comentarios:

Sol lewit dijo...

Maravillo y triste poema, pero real como la vida misma. Gracías por compartirnoslo. Magnífica traducción. Todah Rabah

Sol lewit dijo...

Maravillo y triste poema, pero real como la vida misma. Gracías por compartirnoslo. Magnífica traducción. Todah Rabah