Fueron tiempos en los que resultaba imposible
renegar de la belleza,
del súbito y malvado modo
con el que irrumpía en tus entrañas.
Violento, indómito.
Hubiera sido preferible renunciar a todo movimiento
o decretar ayunos públicos, pero nos aferrábamos a la vida
como todos los condenados a morir; pretendíamos recordar
pero férrea era nuestra decisión de olvido.
Tuvimos éxito. Nos sentábamos juntos,
los pocillos de café con leche entera batida.
No veíamos en la borra rostros muertos
y en las ventanas salía, tras las lluvias, el sol.
En ocasiones la guerra nos atravesaba,
alta, eterna, y apoyaba una mano
sobre nuestras cabezas.
A veces oíamos el rasgar de vestiduras
desde la casa vecina
y algo similar al luto
golpeaba contra el vidrio.
Por sobre todo estaba la belleza
porque hubo, definitivamente, belleza.
Traducción: Gerardo Lewin
Yali Shner, nacida en 1985. Poeta y editora. Vive en la localidad de Camun, en la Galilea. Casada, es madre de tres niños. Ha editado dos poemarios: "Título/Kotereth", Ed. Carmel, Jerusalén 2016, y "Materia prima/Guelem", Pardés Haifa 2022.