A Jaguit, en agradecimiento
En el campo de trabajos de la tristeza
severidad es el pan de la mañana,
cojín del dolor, cabecera en mi cama.
Me cubro de nostalgia: una manta agujereada
por donde asoman ángeles
de aliento congelado.
Afuera se bañan en belleza los brazos;
la piel desea y se broncea.
Regresaré a mi casa para la inspección nocturna,
saludaré tu partida, temblarán mis rodillas
y machacaré hasta el alba en el mortero del recuerdo
para erigir las urbes frágiles de tristeza,
cuyas murallas son ira y ansiedad.
Se cierne sobre mí, sin incluirme,
lo inasible de tu ausencia.
Mi salvación es tu salvación
aunque ambas aún estemos
en este vivo reino.
Traducción: Gerardo Lewin
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