Del que
habla con el ausente,
cuán profundo es el discurso.
Canta en
honor de aquel
que ignora
por completo su existencia,
se exhibe
en su desnudez
ante quien no
lo mira.
Cuán
embelesados los oyentes de esa música
tan
excelsa,
no saben
que no estaba destinada a sus oídos
y que no se
trata sino de un eco.
El hablante
omnipresente
los ha
creado
con su boca
en el polvo,
su alma agonizante
gotea hacia dentro,
bendice el degüello, restaña la herida.
El amante
eterno que jamás será amado.
Lo visitan
en sueños
y al abrir
los ojos
no hay
nadie a su lado.
Del que
habla desde la ausencia,
el vacío es la naturaleza.
A solas se
ha quedado en la oscuridad
y canta.
Cuando pase la
sombra
no ha de inquietarse.
no ha de inquietarse.
Traducción: Gerardo Lewin
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