sábado, 9 de abril de 2022

Nathan Zach / Acerca del deseo de exactitud







Hubo mucha exageración en el recuento de las víctimas:
algunos contabilizaron casi cien; hubo según otros varios cientos.
Uno afirmó mi cálculo es de treinta y seis mujeres carbonizadas
aunque su compañero dijo estás en un error, fueron sólo once
y tu inexactitud es intencional y política;
no es por casualidad y ya que estamos diré también
que sólo fueron ocho las mujeres degolladas pues a dos las balearon
y hay un caso dudoso en el que no está claro
si la degollaron, violaron o fue acuchillada.

En cuanto a los niños, tampoco ha sido dicha la última palabra.
Todos concuerdan en que seis fueron crucificados y uno torturado
antes de triturale la cabeza, pero quién puede aseverar
que aquellos desaparecidos, cuyos paraderos se desconocen,
han sido, ciertamente, todos o en parte arrojados al mar
y de ser así, ¿cómo explicar las manchas sanguinolentas?

En estos asuntos las exageraciones deben ser evitadas a toda costa
y se ha de aclarar y prevenir: hablamos de los destinos de gente
que pueden confundirse (esperemos que no) en los informes,
aunque tales hechos, distinguido colega, hayan ocurrido más de una vez.

Sucedióse luego una amarga disputa a lo largo del día
y de no ser por el horrible hedor que despedía el sitio
hubieran llegado a la absoluta precisión —o a los golpes,
dado que el deseo de exactitud es tan humano como
el de asesinar, violar, destrozar o eliminar
a tu enemigo, tu rival, al vecino de enfrente,
al desconocido y sospechoso o simplemente
a todo hombre, mujer o niño vivos.




Traducción: Gerardo Lewin

1 comentario:

charito26 dijo...

Atesoro haber encontrado al maestro Edgar Lewin. Gozo mucho de sus traducciones. Saludos cordiales. Carmen