domingo, 4 de mayo de 2025

Yael Globerman / Segunda generación







1.
El hombre que casi no existió se sienta a la mesa.
La mujer que apenas se aparece le sirve torta de ciruelas.
Esta es mi casa. Se está bien aquí, se siente seguro.
Mamá se apoya en papá. Papá se apoya en una sombra.
Por las noches se acercan en puntas de pie hasta mi habitación.
Visten ropas de apicultor y untan cera en mis sienes.
Hay mucha calidez en la familia.
El piso arde bajo nuestros pies.

Creemos firmemente en los muros
y un poco menos en el techo:
hay que reconstruirlo diariamente.
Construimos. En el botiquín
guardamos armamentos y en el banco
el soborno para el gendarme
que nos permite, noche a noche,
atravesar la frontera.
Silencio: el material que obtura grietas
y aísla los pisos.

Oigo el murmullo de algo en lo profundo:
hay un mar bajo el cimiento de la casa.


2.
Esta casa está llena de amor.
Papá es fuerte y mamá, bella.
Gershwin, inspirado en nosotros,
hubiera podido escribir una canción de cuna.
De qué nos servirá esta tristeza.
A dónde nos conducirá,
en qué rincón la pondré cuando nos visite,
qué le daré de comer.




Traducción: Gerardo Lewin





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