Para Assia
Por favor, un instante de silencio. Tened a bien.
Quiero decir algo. Él se ha ido.
Pasó frente a mí. Pude haber tocado el borde
de su manto. No lo hice. Quién hubiera podido
saber lo que no supe.
La arena se adhería a sus ropas. En su barba
se enredaban las ramas. Anoche, por lo visto,
había dormido en un granero. Quién hubiera podido
había dormido en un granero. Quién hubiera podido
saber que a la noche siguiente estaría
vacío como un pájaro, duro como una piedra.
Yo no pude saberlo. No lo culpo.
A veces lo imagino despertando del sueño,
como un mar sonámbulo pasa a mi lado
y me dice hijo.
Hijo. No sabía que estabas, hasta tal punto, conmigo.
Traducción: Gerardo Lewin
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