lunes, 9 de mayo de 2016

Janoj Levin / Primera noche en el cementerio


Retrato: Igal Tumarkin




























Cae la noche sobre el cementerio. Mi primera noche. Se fueron ya todos: las viudas, los enterradores, los sacerdotes. Los pájaros duermen. Silencio. Quietud. Acá estamos, filas e hileras, recostados como niños en una guardería, una camita junto a la otra, susurrando en la oscuridad cuando todas las luces se apagan. ¿Qué anda pasando ahí afuera?, preguntan los veteranos, ¿a cuánto está el dólar? Les cuento a cuánto está el dólar. ¿Y qué tal es la vida en el más allá?, pregunto. No existe, dicen riendo con la boca llena de tierra. No existe la vida en el más allá. ¿Y los frutos del árbol, las verdes praderas y el leviatán? ¿Y los banquetes, los coros de querubines? Nada, se ríen los veteranos con la boca llena de tierra. No hay banquetes ni querubines. ¿Y la resurrección de los muertos? pregunto ¿se sabe de alguna fecha? No hay fecha, se ríen los veteranos con la boca llena de tierra. Todos son rumores, hay que sentarse y esperar, sólo esperar. ¡Ay, amigos muertos, no me vengan con eso ahora! Les grito, recuerden cuando tantas veces soñábamos que moríamos y de repente, justo a último momento nos despertábamos bañados en sudor, cada uno en su cama, para comprobar que era sólo un sueño. Esta vez, también esta vez nos despertaremos, muchachos, aunque sea un sueño muy muy largo y seco y tengamos mucha, mucha sed, nos descompondremos de tanta sed.


de la comedia Sojarei Gumi  (Traficantes de látex)



Traducción: Gerardo Lewin



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