Decí lápiz
japonés,
lápiz
japonés. Rápido, repetilo.
Miro a los chicos de la clase,
esos a los que
amo.
Me rodean
en un círculo,
en la colina cercana a la escuela,
durante el
recreo.
Amo esa colina,
pero más que nada
amo a los chicos de la clase.
A ver. Decilo, decilo.
Capto la
trampa de esos sinvergüenzas.
Repito
rápidamente: lápiz japonés.
Qué fácil
hacer reír a los chicos de la clase.
Estallan en carcajadas,
caen y
se levantan.
En mis noches de nostalgia recuerdo
los rostros sonrientes
de todos
aquellos chicos que yo amaba.
En la
entrevela nocturna susurro
lápiz
japonés, lápiz japonés
y nadie
ríe,
nadie se
levanta.
Traducción: Gerardo Lewin
Mirale Moshe Alvo nació y vive en Tel Aviv. Cursó la carrera de psicología en la Universidad de Tel Aviv y se dedicó durante un tiempo a terapia familiar y de parejas. Es egresada de la academia de poesía "Helicón". Su libro Kilo Barzel, kilo notzot//Kilo de acero, kilo de plumas obtuvo en 2016 el premio Ministerio de Cultura. Luego de un viraje profesional, se dedica actualmente al diseño y fabricación de joyas.
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