El niño
no se queda quieto.
Se me hace difícil trazar su perfil.
Dibujo una línea
y se multiplican las arrugas del rostro,
y se multiplican las arrugas del rostro,
cargo el pincel,
los labios se deforman, el cabello encanece,
la piel se desluce y desprende del hueso.
Ya no está.
Ya no está.
El viejo se ha ido y yo,
ya, ya estoy yendo.
Traducción: Gerardo Lewin
1 comentario:
El tiempo no se queda quieto. Este comentario ya es historia.
Publicar un comentario